Por: David Valerio Miranda
El
caso de la filosofía es particularmente extraño, al ser un ejercicio humano,
que podría considerarse milenario, motor del avance y desarrollo histórico de
los individuos, es olvidado o tergiversado hacia otros fines. En ciertos casos hasta se ha propuesto su
desaparición de los planes de estudio (como en México hace algunos ayeres).
Pero,
¿cuál será el problema hacia el descuido y deterioro de la filosofía en
México?, cuestión que excita mi curiosidad al observar la filosofía como
ejercicio humano asequible a cualquier persona que experimenta la reflexión, o
cómo la curiosidad del niño por descubrir el mundo, curiosidad que aún perdura en
algunos que ya somos mayores, entonces ¿cómo es que hoy en día no se considera
una disciplina importante?
Si
la reflexión filosófica esta al alcance de cualquier agente, ¿en qué momento
sucede el distanciamiento o desinterés por dicho ejercicio?, se pudiera decir
que la gente hace reflexión filosófica sin darse cuenta, pero ya en el rigor
académico es donde se deja ver la indiferencia hacia las humanidades en
general, tal es el caso de la filosofía.
Normalmente
las personas tienen sus primeros contactos con la filosofía académica, directa
o indirectamente en la secundaria y bachillerato, lapsos en los que considero
puede estar el problema, está suposición me lleva a preguntarme ¿cuáles serán
los factores que permiten una nula relación entre la filosofía y los jóvenes?
Hipotéticamente
me respondo que, quizás el método de acercar a las personas a la filosofía no es
el adecuado, problema principal del presente ensayo, ¿cómo acercar e interesar
a las personas por la filosofía? ¿Cómo mitigar la arrogancia y los programas diseñados
con deficiencias en la enseñanza? Y por ello ¿cómo enseñarnos a pensar?
Para
intentar reflexionar en torno a las preguntas anteriores, echaré mano de la
filosofía clásica, pues considero que una retrospección a su estudio en cuanto
al método de enseñanza puede ser una alternativa, en particular el método
pedagógico de Sócrates que gracias a Platón ha llegado hasta nuestros días.
Por
si se objeta que la pedagogía socrática es anticuada y no se ajusta a las
circunstancias actuales (crítica que me resultaría un tanto errónea) analizaré
también las propuestas del pedagogo y pensador Paulo Freire, quien al ser del
siglo XX puede brindar una opinión más cercana a nuestro contexto y no ser muy
lejana a la del filosofo ateniense de hace ya más de dos mil años.
En
lo que sigue expongo brevemente el método pedagógico filosófico de Sócrates,
así como el de Paulo Freire, para que, a partir de estos concluir una posible
alternativa que ayude en el problema de enseñarnos
a pensar.
I.- La Mayéutica: Pedagógica Socrática
El
contrastar la antigua Grecia con un contexto mexicano actual puede ser
descabellado para algunos, sin embargo, utilizaré el anacronismo con el fin de
identificar las herramientas pedagógico-filosóficas de Sócrates, que aún pueden
darnos mucho de qué hablar.
Sócrates
se distingue por ser el maestro comprometido con la búsqueda de la virtud, la
enseñanza y el exhortar a los otros a buscar la verdad, es decir, el
conocimiento, su sabiduría le daba la templanza de reconocer que aún ignoraba
mucho, por lo que no oponía barrera en dialogar, aprender y enseñar con
cualquier persona; Pudiera decirse que, en Sócrates no había esa arrogancia del
maestro sabio y un alumno ignorante al que hay que enseñar[1].
Según
el testimonio de Platón y el gran historiador de la Filosofía Diógenes Laercío[2] el interés por aprender
filosofía se reflejaba en jóvenes y viejos que acudían al diálogo y enseñanza
de Sócrates, tanto así que su popularidad lo hizo ver peligroso y por ello
enjuiciado y condenado.
Pero,
¿cómo operaba Sócrates para hacer de la filosofía una disciplina tan
atractiva?, ¿Qué necesitamos para que la filosofía se vuelva a valorar hoy en
día y por tanto surja más interés? Reitero la cuestión de mi justificación en
cuanto al anacronismo, pues se puede criticar que la cultura de la antigua sociedad
Griega y la mexicana actual no es la misma para que se valore con interés a la
filosofía.
Más
considero que lo útil es el método de enseñanza, el método Socrático, en el
cuál “El papel del educador reside en
promover en el educando este proceso de la interiorización, gracias al cual
llega a sentir la presencia de las ideas.”[3]
Entendamos
el proceso de interiorización, cómo en el que el agente, intenta desde si mismo
comprender y aprehender más, es decir la disposición que será producto de la
exhortación del educador, no con la imposición a que descubra el mundo, sino
como propuesta para que se admire y crezca su curiosidad, en cuanto llegar a
las ideas, lo podemos interpretar como obtener conocimiento por medio del
proceso de incitación a la capacidad de admiración, curiosidad y reflexión.
Lo
interesante en la cita anterior, es que hace una lectura de Sócrates cómo el
educador que promueve, no que impone, ¿sería una estrategia para incitar al
conocimiento? Que es hacer filosofía. Si los primeros contactos del agente
común con la filosofía en secundaria o bachillerato, fueron aburridos o no
fecundaron interés en los alumnos, es posible que se deba al patrón en el que,
el educador no emitió una buena comunicación.
Considero
que para estudiar filosofía hay que mostrar eficiente comunicación, claridad y
coherencia para quitar prejuicios de complejidad y extravagancia, si el
educador pone la barrera de la arrogancia y la educación vertical, en la que
vería al alumno por debajo no hay una eficiente comunicación y, por tanto,
educación.
Sí
el educador no disfruta de ayudar y aprender a pensar como acto educativo, es
posible que tampoco sea una exitosa estrategia, porque la convicción para
realizar tan comprometida labor como la educativa, debe ser agradable para el
educador, de está amanera y desde una posición horizontal brindar confianza al
alumno para que se abra al diálogo y germine en él la semilla de la búsqueda de
la sabiduría.
Sócrates
sería un ejemplo al no poner barreras entre alumno –maestro, pues según platón
en el famoso diálogo El Teetetes – éste muestra su disposición y disfrute por la
educación, al ponerse en posición de ayudar a dar a luz al conocimiento, de
igual a igual: “Sócrates-Experimentas
los dolores de parto mi querido teetetes, porque tu alma no está vacía, sino
preñada. Teetetes-Yo no lo sé, Sócrates, y sólo puedo decir lo que en mi pasa.
Sócrates-Pues bien, (…) ¿no has oído decir que soy hijo de Fenarete, partera
muy hábil y de mucha nombradía? Teetetes- Sí, lo he oído. Sócrates- ¿Y no has
oído también que yo ejerzo la misma profesión?”[4]
En
la cita anterior de Platón Sócrates se muestra accesible a darle confianza al
alumno, pues le dice que experimente dolores de parto, es decir, que no tema a
equivocarse, que es normal, así mismo le hace saber que él lo ayudar cómo una
partera, y he aquí la mayéutica socrática, en una comunicación más directa
donde por medio de preguntas y respuestas se estimulará al alumno a que él
mismo descubra y obtenga conocimiento.
Una
vez que el hombre quería aprehender y buscar la verdad, “Sócrates estaba dispuesto a
acompañarlos hasta alcanzarla, y para él toda la filosofía se resumía en esa
idea de la “búsqueda común”[5]
Acompañándolos
y buscando el conocimiento en común, Sócrates propagaba la filosofía entre sus
alumnos que, más que alumnos o discípulos había una comunicación como de
amigos, en la cual no parecía haber un ambiente de competencias, Sócrates y su
método poseían gran popularidad entre los jóvenes y ciudadanos en general.
Seguramente
se puede hacer una investigación más profunda sobre el método de enseñanza en
dicho filósofo, por el momento creo que con la breve reconstrucción anterior es
necesario para contextualizar la idea principal de este ensayo. Enseguida
realizo una exposición de la pedagogía
de Paulo Freire.
II.- La propuesta pedagógica de Paulo Freire
En
las siguientes líneas, expondré sólo algunas ideas tomadas del libro: Pedagogía del oprimido que considero
pueden brindar un panorama en general de la propuesta pedagógica de Freire, el
autor Brasileño consideraba que el método educativo en general era deficiente
en América latina, esto en el siglo XX, realidad no muy lejana al presente
siglo.
En
México el sistema educativo es erróneo pues se siguen anticuados métodos, en
donde: “El educador aparece
como agente indiscutible, como sus sujeto real, cuya tarea indeclinable es
“llenar” a los educados con los contenidos de su narración, contenidos que sólo
son retazos de la realidad desvinculados de la totalidad en que se engendran”[6]
Irónicamente
la filosofía tampoco escapa a estos vicios seudo-educativos, en secundarias,
bachilleratos y es posible que aún en la universidad. Si en los primeros contactos
con la filosofía se da esta arrogancia de los educadores o hay mala
comunicación puede ser una causa de decepción y por tanto nulo interés y hasta
deserción en quienes intentaban ya profundizar.
En
la educación filosófica actitudes pedantes y arrogantes de los profesores así
como sistemas (por competencias) no adecuados para la disciplina hace una
contradicción para lo que Freire diría:
“La educación debe comenzar por la superación de la contradicción
educador-educando. Debe fundarse en la conciliación de sus polos, de tal manera
que ambos se hagan, simultáneamente, educadores y educados”[7]
La
cita anterior puede ser una excelente síntesis de la propuesta pedagógica de
Freire en su obra antes mencionada, que por cuestiones de formato no podre
profundizar, a pesar la distancia temporal observo un acercamiento, a la
pedagogía de Sócrates en cuanto a la estrecha relación maestro alumno. Ahora
doy paso a la provisional conclusión.
III.- Para concluir
Después
de analizar el método de Sócrates para invitar al estudio de la filosofía, así
como la demanda de Freire hacia la deficiente pedagogía del siglo XX, es
posible que el método pedagógico siga siendo el problema.
Pero
no sólo los docentes y sus métodos pueden ser los culpables de todo, también
los programas que no son adecuados para algunas disciplinas, por ejemplo el sistema
por competencias y la confusión que existe entre competencia y eficiencia,
cuestión que por el momento no abordaré.
El
sistema educativo por competencias impulsado por políticas capitalistas que, en
el fondo promueve una mayor productividad económica, no es adecuado para las
humanidades ni para enseñanza de la filosofía, pues la filosofía debe alimentar
la virtud, y el conocimiento cuando dicho sistema provoca discordias y desunión
entre colegas y compañeros, consecuencia de criterios que a veces pueden ser
injustos e inexactos. Si la filosofía la seguimos presentado como aquella
materia aburrida[8]
de locos, extravagante donde la barrera de la arrogancia y verticalidad del
maestro son sus características, dífilamente la defendernos. Considero que para
defender y enseñar la filosofía debemos aprender a hacerla atractiva, cercana a
cualquier persona y a la realidad, y así cuando rescatemos el valor e interés
por la filosofía podremos proponer hasta estimular a los niños a su estudio de
acuerdo a sus capacidades. Requerimos humildad intelectual para bajar a la
filosofía a la tierra, a la gente común y así juntos enseñarnos a pensar.
Bibliografía
Freire
Paulo, Pedagogía del oprimido, siglo
XXI editores, México 2002
Laercio
Diógenes, Vidas de los Filósofos Más Ilustres, Vidas de Los Sofistas,
(Traducciones y prólogos por: José Ortiz y Sanz y José M. Riaño), Porrúa,
México 2003
Platón,
Diálogos, Porrúa, México 2012.
W.K.C.
Guthrie, Los filósofos Griegos, Breviarios FCE, Traducción: Florentino M.
Torner, México 1970.
[1] Confrontar: Apología de Sócrates en Platón, Diálogos,
Porrúa, México 2012.
[2]
Confrontar: Sócrates, en Laercio
Diógenes, Vidas de los Filósofos Más Ilustres, Vidas de Los Sofistas,
(Traducciones y prólogos por: José Ortiz y Sanz y José M. Riaño), Porrúa,
México 2003, pp. 49-59.
[3]
Larroyo Francisco en Estudio Preliminar a Platón Diálogos, Porrúa, México 2012. pp. XXV.
[5]
W.K.C. Guthrie, Los filósofos Griegos, Breviarios FCE, Traducción: Florentino
M. Torner, México 1970. pp 78.
[7] Ibidem.,
pp. 79.
[8]
Aquí sería necesario mencionar que en México un vicio muy recurrente es que,
quien da la cátedra de filosofía en los bachilleratos y diferentes
instituciones, la imparte una persona de cualquier profesión menos
especialistas de la filosofía por lo que, la comunicación puede ser deficiente
o aburrida al no trasmitirse adecuadamente por un especialista, sin afán de
discriminar.
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