lunes, 17 de mayo de 2010

El maestro y la educación: Del porfiriato al México postrevolucionario


A mis padres

Antes del régimen porfiriano la docencia no existía como profesión, las personas que sabían leer, escribir y contar eran las que educaban a los demás e incluso abrían su propia escuela si no tenían otra forma de ganarse la vida.Añadir imagen Durante el gobierno porfirista el escenario cambió radicalmente; se le daría gran importancia al papel del maestro ya que su misión no era simplemente dar conocimientos, sino que de él se esperaba la formación del alumno en tres aspectos principales: el físico, el moral y el intelectual.
A partir de esto aparece la pedagogía de manera formal. Ya se sabía que la profesión del maestro no era cosa fácil, sobre todo porque se pensaba que su ejercicio no afectaba tan sólo a un reducido número de individuos, "sino a la familia, a la sociedad, a la patria, a la humanidad entera"; se le temía a la mala educación, ya que se consideraba como algo irreparable.
Para 1897 se habían fundado en el Distrito Federal dos academias de profesores con el objetivo de unificar la enseñanza en todas las escuelas nacionales primarias. Un año más tarde nació la Escuela Normal con carácter federal y nacional. Con la misión de normar y establecer las reglas a la que se tenía que ajustar la enseñanza, tal y como su nombre lo dice.
Luego de la fundación de la Escuela Normal para profesores, se consideró la idea de crear una escuela para mujeres en la misma rama. La idea se convertiría en un hecho en febrero de 1890. Se le pedía a la mujer que cooperara con el hombre para consumarse en el progreso. La enorme respuesta fue sorpresiva, se tuvo mucha demanda, aquel fenómeno social se convirtió en un acto de igualdad único.
Los planes de estudio eran variados, desarrollándose áreas comunes para las dos Escuelas: la científica, la humanística y la tecnológica. Se tuvieron clases apropiadas para cada sexo en las cuales se cultivaba la formación artística y física del alumno con la incorporación de clases de dibujo, canto y educación física. Se anexaron a ellas los cursos de lenguas extranjeras como el inglés y el francés. La Escuela Normal se consideró con dos objetivos dictaminados en sus leyes en 1908: perfeccionar y ampliar la educación de los alumnos y proporcioanarles conocimientos pedagógicos adiestrándolos en el arte de educar.
Sin embargo, las cosas no eran nada fáciles para los maestros quienes tenían un sueldo de treinta a ochenta pesos mensulaes y en las comunidades rurales estas se reducían a diez pesos.
Había escasez de plazas y los sueldos tan bajos asolaran a los normalistas durante el porfiriato. Aunque el país necesitaba maestros, cuando estos buscaban empleo no lo encontraban.
Entre 1908 y 1910 fueron entregadas alrededor de 47 mil cartas escritas por maestros, en las cuales predominaban las peticiones de aumento de sueldo o demanda de plazas. Todas las misivas suplicaban al general Díaz su ayuda. El presidente dio respuestas negativas, no resolvió inquietud alguna. Sólo unos cuantos casos fueron la excepción, lo cual era posible cuando el maestro presentaba un plan educativo y de ayuda a una comunidad; aun así los recursos proporcionados eran insuficientes. La falta de apoyo generó a un gran descontento, desembocando a una exigencia generalizada de los maestros por el respeto a sus derechos; lo que llevó a identificarse y aliarse con las masas rurales en la participación dentro de la Revolución, tanto en la forma ideológica como en la lucha armada.
Luego de que se restableciera el orden el 1921, se creó la Secretaría de Educación, siendo José Vascocelos el primero en dirigirla. Se reestructuró la enseñanza primaria incluyendo los jardines de niños, creándose además escuelas rurales.
Después de la renuncia de Vascocenlos a la Secretaría de Educación y el fin del régimen de Álvaro Obregón, siguió el mandato de Plutarco Elías Calles con el cual la educación sufrió una transformación considerable: el interés ya no era tener una formación humanista occidental, sino una educación que fuera también instrumento del progreso y desarrollo económico, sumándose también un cambio en la ideología que pretendía tener una educación basada en los valores de la Revolución.
Pero, ¿Cuáles eran estos valores? Hubo una gran explosión ideológica, se hicieron también debates educativos los cuales estuvieron enmarcados en la discusión más amplia sobre el sentido global de la experiencia revolucionaria. Los valores que se propusieron ser inculcados en la escuela fueron muy diferentes de una región a otra y de una clase social a otra. Entre ellas se enfrentaban la educación católica, la educación laica, la escuela racionalista, la educación socialista y muchas otras.
En realidad lo que predominó fue el desacuerdo, muchas veces era mayor la preocupación de refutar alguna idea ajena, que definir una propia. En general muchos de los maestros no aceptaron estos cambios y decidieron continuar con sus métodos tradicionales. Estos son sólo algunos de los ejemplos de cómo la educación en México se ha tranformando considerablemente al paso del tiempo; sin duda, le papel del maestro es fundamental pues aunque los cambios de ideologías influyan en la educación un buen maestro siempre se hará la diferencia en el alumno.
El maestro tiene una tarea nada sencilla, y es aun más difícil cuando se trata de enseñar la Historia. Todos aquellos que se dedican a instruir esta materia tienen en sus manos el poder de concientizar al alumno o de hacer de la historia "algo ya pasado", algo insignificante o de poco interés, condenando a los demás a la ceguera de la Historia, de su historia ¿Cómo se debe enseñar la historia?, cada maestro tiene su estilo, sus objetivos y sus herramientas para lograrlo pero lo que más importa es tener el gusto de enseñarla; quizás con este ingrediente al maestro logre cautivar al alumno rompiendo poco a poco la hostilidad general que se tiene entre la Historia y su comprensión, más allá de la simple memorización.


* La maestra rural. Mural de Diego Rivera localizado en el patio del trabajo de la SEP.