martes, 24 de enero de 2012

Cioran y la historia.

Emil Michel Cioran, fue hijo de un pope de la iglesia ortodoxa, nació en Rasinari en 1911. Cursó estudios secundarios en Sibiu y después estudió filosofía en Bucarest. Se licenció en 1932 con un trabajo sobre Bergson. Durante el año 1933, escribió su primer libro, En las cimas de la desesperación, publicado al año siguiente en Rumania. De 1936 a 1937 fue profesor de filosofía en un liceo de Brasov y en 1937 obtuvo una beca del Instituto Francés de Bucarest para hacer el doctorado en París, donde residió desde entonces. En 1939 viaja por última vez a su país. Durante años llevará una vida de «seudoestudiante» matriculado en la Sorbona y se dedicará a leer, escribir y recorrer Francia en bicicleta. En 1946 renuncia a su nacionalidad y adopta el estatuto del apátrida. Un año después abandona el rumano y, con Breviario de Podredumbre, inicia la serie de sus obras escritas en francés, lengua que llegaría a hacer tan suya como el propio rumano, muere en 1995. Es difícil describir por entero el pensamiento de Cioran, muchos lo han caracterizado como pesimista, iconoclasta y nihilista que llevó una vida precaria dedicándose por entero a leer y escribir, pues para él lo único que hacía más soportable su existencia era la escritura fue sólo “un simple secretario de sus sentimientos”. Se interesó por múltiples temas tales como la vida, la muerte, la existencia, la tristeza, la melancolía, la soledad, la muerte, la eternidad y el sinsentido de la historia, entre otros. Como podemos darnos cuenta el sus reflexiones no se redujeron a un sólo tema sin embargo, yo he de enfocarme a un tema que es fascinante: la historia y en el caso concreto de Cioran a la llamada “inutilidad” o “sinsentido” de la misma. Respecto a ello cabe mencionar que, estuvo influenciado por los pensadores del llamado periodo “decadente” destacándola figura de Oswald Spengler.

En muchas de sus obras se puede ver de manera implícita o explícita en torno a su idea de la historia, por lo pronto tengo el objetivo de introducir a Cioran con la obra de Historia y Utopía. Escrita en francés hacia 1960, es una obra constituida por una carta y cinco ensayos, con el objetivo de criticar la historia, desnudarla y mostrarla como realmente ha sido a causa del hombre: una historia falsa llena de promesas que llevan cegado al hombre al eterno “progreso” cuando en realidad lo único que existe es la eterna “decadencia”. La idea base de Cioran es simple y compleja a la vez, la historia vista como una gran mentira, la que siempre nos ha de decir que el hombre va encaminado a la mejora, criticando dos clases de sistemas que en su momento regían al mundo: la liberal y la comunista. La primera, según Cioran, es un escenario de injusticia y la segunda uno en el que se priva al hombre de la libertad. En esencia no importa cuál de ellas es la peor, ambas se desprenden del deseo frustrado del hombre: el alcance de la libertad y justicia, el cual se reduce siempre al sueño de los hombres, aquella esperanza hasta cierto punto estúpida que le produce la creación de utopías para hacer más llevadera su propia existencia, para dotar de sentido su existencia, para dotar de sentido a la historia.

En esta obra el objetivo de Cioran es bastante claro; desmitificar la historia, ir en contra de los defensores del Progreso y el Devenir aquellos ilusos que han creído que con sus acciones y discursos llevan al hombre y a su historia hacia algo mejor. Para Cioran esta cara de la historia es la más falsa y estúpida, a la que desgraciadamente se ha aferrado el hombre. El rostro más limpio de la historia, según Cioran, es cuando se muestra como un escenario racionalizado que ha servido para justificar el totalitarismo, el imperialismo, la tiranía y la explotación de los pequeños países que de manera indirecta se dejan arrastrar por el domino de las culturas nacionales. En cuanto a esta última aseveración tenemos a un Cioran que siendo enteramente filósofo y en un contexto en el cual todavía no se hablaba de “tercer mundo”, se adelanta y menciona que quizá en un futuro llegue un tirano que por fin dote a Latinoamérica de la justicia que anhela. La idea que tiene Cioran acerca del tirano es realmente compleja en ciertos aspectos, por una parte hay que conocer las características que tiene un tirano y por la otra empaparnos del pensamiento y hasta cierto punto del sentido del humor del autor, pues si nos está hablando de una historia que ha construye el hombre, y no sólo cualquier hombre sino el poderoso, que está plagada de tiranos ha de ser quizás “porque en el fondo todos queremos un tirano”.

La explicación histórica en Cioran es el individuo, él y sólo él ha sido el constructor de la historia y el creador de sus utopías. Y dentro de ese protagonismo quizás se pueda hacer la división entre hombres poderosos y no poderosos, aquellos quienes se atreven a ir más allá de su insignificante existencia y los otros que siendo un poco menos valientes se entregan al miedo antes de enfrentarse a sí mismos.

Dentro del primer apartado A propósitos de dos clases de sociedad: Carta a un amigo lejano, Cioran centra sus reflexiones en la existencia, la crítica a los sistemas que predominan en su momento y un acercamiento a la utopía porque “el mundo necesita de un delirio renovado”, una crítica a la libertad y el comunismo como “la más bella ilusión moderna”. Continuando con Rusia y el virus de la libertad, comienza el autor a acercarse a la figura del tirano como un ente imposible de detestar puesto que, entre más lo reflexiona más corrobora que constituyen la trama de la historia, manifiesta que el poderío de cualquier civilización consiste en el deslumbre que cause en aquellas que son más débiles, al historiador quien es escéptico por oficio situado siempre fuera de la verdad y en general una descripción y crítica a la Rusia de ese entonces (1957).

Escuela del tirano, el siguiente ensayo que constituye la obra, es quizás en donde se desenvuelve el punto de vista del autor de una manera directa y sin tapujos. Una crítica hacia el hombre que no haya sentido la seducción del poder, de dominar, de ser más, nunca podrá entender el juego que rige todo o casi todo: la política. Un deseo tan natural que para éste filósofo es difícil de creer que exista alguien que no lo haya experimentado, poniendo como ejemplo a Carlos V cuando abdica en Bruselas, claro ejemplo de hasta dónde puede llegar el agobio derrapando en la valentía hasta llegar a la renuncia hecho que “colma al filósofo y desconcierta al historiador”. Un repaso por los más grandes tiranos de la historia y una condolencia para el historiador cuando del pueblo se trata, un pueblo esclavizado por los poderosos que cuando sólo cuando desaparezca podrá hablarse del final de la Historia.

Avanzando tenemos Odisea del rencor, el hombre incapaz de satisfacer sus deseos, impregnado de una moral hasta cierto punto ilógica. La venganza como un sentimiento natural y reprimido en el hombre. Posteriormente Mecanismo de la utopía, se constituye de preguntas: si la sociedad es cómo es ¿por qué el hombre se ha esforzado en concebir una diferente? ¿De dónde proviene esa locura? y además, una crítica a las ideologías. Y por último Edad de oro, que comienza con una cita de Hesiodo en Los trabajos y los días, “Los humanos vivían entonces como los dioses, libre el corazón de preocupaciones, lejos del trabajo y el dolor”. Esto es sólo uno de los tantos ejemplos de la idea que tanto critica Cioran, el anhelo de un mundo estático e inexistente, el hombre en su afán de comprender entra y crea la historia castigándose en realidad, una crítica al ideal de Vico, las ideas anarquistas como las únicas que constituyen una utopía hermosa y respetable, y la conclusión de Cioran, el único mundo justo, la única salvación y la utopía realizable somos nosotros mismos, en su caso: el vacío. Pero ¿por qué le vacío? El autor contesta a modo de pregunta “¿Pero acaso un vacío que otorga la plenitud no contiene más realidad que la que posee toda la historia en su conjunto?”.

El grado de realidad que contiene la historia no lo puede contestar con satisfacción ningún filósofo –puesto que en primer lugar su tarea es hacer preguntas- ni el más prolífico y erudito historiador –puesto que el sólo crea la historia al escribirla, la desentrañarla-, la respuesta la tenemos cada uno de nosotros, hasta dónde queremos llegar ¿a un grado pesimista de la historia, un grado utópico o un estado realista compuesto por la reflexión la crítica y la tenacidad?