miércoles, 20 de noviembre de 2013

Nadie me verá llorar

“Orden y Progreso”, lema porfirista que estuvo implicado en todos los ámbitos de la sociedad mexicana a inicios del siglo XX. Según el discurso ideológico, sería el pueblo quien gozaría de los beneficios de la modernidad. “Pero esa modernidad implicaba también empezar a limpiar las calles de prostitutas y dementes (“populachos, léperos y pelados”), para que esos espacios fuesen ocupados por la sociedad más sana.”[1]

Para esta sociedad se hicieron los encargos de construir instituciones modelos para controlar las enfermedades venéreas, como el Hospital Morelos, o las de la locura, en el Manicomio de La Castañeda, el cual Porfirio Díaz inauguró en 1910, en marco de los festejos del centenario de la Independencia, en una ex-hacienda de Mixcoac. Este manicomio es el espacio que Cristina Rivera Garza recrea en dos obras: “Nadie me verá llorar” y “La Castañeda: Narrativas dolientes desde el Manicomio General, México, 1910-1930”.

Cristina Rivera Garza (1964) es una historiadora y escritora mexicana de cuento, ensayo, poesía y novela, originaria de Matamoros Tamaulipas. Se graduó en la UNAM en Sociología y es doctora en Historia Latinoamericana por la Universidad de Houston. Actualmente es profesora asociada de Historia Mexicana en San Diego State University.

En 1997 publicó su novela “Nadie me verá llorar”, en editorial TusQuets. “Nadie me verá llorar” nos cuenta la historia de Joaquín Buitrago, ex fotógrafo de meretrices y retratista del manicomio “La Castañeda” en 1920, quien cree identificar en la interna Matilda Burgos a una prostituta que años antes conociera en “La Modernidad”, burdel de la Ciudad de México.

Joaquín atraído por conocer la historia y la verdadera identidad de Matilda emprenderá una búsqueda entre los expedientes clínicos del manicomio. Cuando finalmente lo tiene en sus manos se percata de que Matilda tiene orígenes campesinos y de provincia, adoptada por un tío médico que radicaba en México. Matilda cuando conoce a un joven revolucionario, opuesto a la formación y conducta de Matilda perteneciente a una clase privilegiada, cambiará de visión y abandonará la vida de aprendizaje y lujos que tenía.

Esta novela, en palabras de la autora, es “la hermana siamesa de La Castañeda”.[2] Algo así como dos caras de la misma moneda, “Nadie me verá llorar” es un retrato íntimo, la visión desde una interna del Manicomio y su historia personal combinado con la descripción del contexto histórico, la ciudad de México y la paradoja “La Modernidad” un burdel y al mismo tiempo un ideal porfiriano.

El manicomio “La Castañeda, el manicomio más grande de México en el siglo XX, inaugurado en 1910 y demolido en 1968 “era una institución estatal que tenía por obligación recibir a pacientes mexicanos y extranjeros, que llegaban ahí ya fuera por su voluntad o porque eran llevados por sus parientes o por policías que los levantaban por medio de redadas, una de las prácticas usuales del gobierno de Porfirio Díaz.”[3]

Según Cristina Rivera Garza, “la creación del primer centro de sanación mental –o manicomio- en México, despertó una paradoja. Por una parte, se creó una gran leyenda negra de abusos y falta de higiene en torno a La Castañeda, sin embargo, se generó una especie de confianza en la ciudadanía que miles de familias entregaron a este centro a sus familiares, con la esperanza de la curación.”[4]

Con el Manicomio “La Castañeda”, el cual fue hecho con el propósito de desarrollar los adelantos más significativos en el terreno de la psiquiatría y de la clasificación criminal de entonces. Según la autora, “Al contar con cada paciente su historia están presentando sus vidas como pruebas del fracaso de la modernidad. No lo que hagan de una manera principista o ideológica pero son historias que demuestran, en carne viva, las grandes limitaciones del proyecto modernizador del Porfiriato y de la etapa revolucionaria temprana”.[5]

Con lo anterior podríamos suponer la tesis principal de la autora su visión y la crítica a esta etapa histórica que comprueba a partir de su investigación doctoral y, posteriormente da nuevos giros y perspectivas al lector en sus novelas “Nadie me verá llorar” y “La Castañeda...”.
Ambas novelas están basadas en los expedientes clínicos, documentos oficiales, diarios y cartas de asilados del Manicomio General, más conocido como La Castañeda, que se encuentra en el Archivo Histórico de la Secretaría de Salud y Asistencia en la Ciudad de México. La autora aclara que “la historia de Modesta Burgos, cuyo nombre y fotografía son reales, es una reconstrucción libre de la imaginación.”[6]

Los datos históricos sobre el mundo de las calles, el manicomio y otras instituciones del control social en el México porfiriano y en los albores de la Revolución Mexicana están basados en su tesis doctoral: The Masters of the streets. Bodies, Power and Modernity in México, 1876-1930 (Ph. D. dissertation, Universitty of Houston, 1995).

Por otra parte, Cristina Rivera Garza nos hace un llamado a todos los historiadores sin quererlo. La obra literaria de Cristina es amplia y, en realidad, no tiene que recurrir a la historia para nutrir sus novelas. Pero, hizo una excepción, el discurso académico no la satisfizo del todo. Así pues, la historiadora buscó "las dos caras de la misma moneda" explorar distintos discursos que le permitieron no estar en deuda con su investigación y jugar con el mismo escenario dos veces.




[1] Jorge Ruffinelli, “Ni a tonas ni a locas: Notas sobre Cristina Rivera Garza y su nuevo modo de narrar”, en Cien Años de Lealtad, Standford University. Consultado en: http://www.stanford.edu/dept/span-port/cgi-bin/files/Ni%20a%20tontas%20ni%20a%20locas%20por%20Jorge%20Ruffinelli.pdf.
[2] Pablo Duarte, “La Castañeda / Narrativas dolientes desde el Manicomio General / México, 1910-1930, de Cristina Rivera Garza,” en Letras Libres, No. 143, Edición México, noviembre, 2010. Consultado en: http://www.letraslibres.com/revista/libros/la-castaneda-narrativas-dolientes-desde-el-manicomio-general-mexico-1910-1930-de-cris.
[3] Puebla, Redacción, “Presenta Cristina Rivera Garza La Castañeda: narrativas dolientes”, artículo en Milenio, 03/09/2010. Consultado en: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8825966.
[4] Gustavo Mendoza Lemus, “La Castañeda, destino de los más pobres”, en Milenio, sección Cultura, septiembre de 2010. Consultado en: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/a171a1241e5a048787f20d8c8e81e947.
[5] Ibidem.
[6] Cristina Rivera Garza, Nadie me verá llorar, México, TusQuets Editores, 1999, p. 207.

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