Por David Alberto Valerio Miranda
Heráclito
de Éfeso, filósofo griego que vivió entre el siglo VI y comienzos del V a.c. Se
dice que desde su tiempo se le identificó como un pensador difícil de entender,
razón por la cual recibió diversos apodos durante su vida, tales como: “El
oscuro”, “El enigmático”, “El adivinador” etc. Sin embargo, considero que vale
la pena echar una mirada hacia la historia de la ideas y tratar de acercarse al
pensamiento de grandes personajes que han contribuido con su aportación a al
desarrollo humano, como “El enigmático filósofo” pre- Socrático, que también
adquiere este calificativo por desarrollar su actividad antes de la tradición
que se conoce como filosofía clásica griega, que comienza con Sócrates
(Sócrates-Platón-Aristóteles).
Heráclito es un pensador que si bien sus ideas
pueden ser excéntricas y dotadas de una gran profundidad, merecen un espacio
para el diálogo hoy en día, y así seguir contribuyendo al ensanchamiento de nuestro
conocimiento y cultura general, he aquí sólo algunas de sus más conocidas y
principales propuestas, o más bien, lo que ha podido llegar hasta nuestros
días, pues hay que decir que, debido a la antigüedad de dicho sabio solo se
conservaron algunos fragmentos de
escritos, frases sueltas y aforismos, que gracias a estudiosos de la filosofía
como Diógenes Laercio, hoy aún podemos conocerlos.
Su
manera de expresarse según el mismo dijo, es como el oráculo de Delfos, es
decir, ni dice del todo, ni oculta su
sentido, sino que lo manifiesta por un indicio, los griegos decían que Heráclito
hablaba mediante enigmas, pues su carácter le hacía deleitarse con los juegos
del lenguaje denso, aparatoso, paradójico y metafórico.
Por ejemplo,
propuso que la polimatía (que es, el saber muchas cosas) no instruye al
entendimiento, pues esa sabiduría se adquiere mediante los sentidos, pero “los
ojos y oídos son malos testigos si el alma carece de entendimiento, además los
sentidos muestran un mundo diferente a cada hombre, es mejor mirar dentro de ti
mismo, es decir, dentro de tu propia mente y así descubrir el logos que es la
verdad y es común a todas las cosas.
La
ley oculta de la naturaleza, que pretendió haber descubierto, es que todas las
cosas viven en pugna lo cual es esencial para la vida y por tanto, es bueno,
pues decía que “la guerra es la madre de todo y la lucha es justicia”.
Si
hasta entonces los filósofos habían buscado la permanencia y la estabilidad,
Heráclito les decía que “no hay nada, ni nadie puede desear un mundo estancado” todo
vive por la destrucción de las cosas, el fuego vive por la muerte del aire, el
aire por la del fuego, el agua vive por la muerte de la tierra y la tierra por
la del agua, “El oscuro” decía que los opuestos no pueden estar en armonía,
sino que, más bien es una consonancia entre opuestos, como la tensión de un
arco.
De la aparente contradicción entre opuestos él
proponía el fluir, como el mundo, del cual decía, es un fuego inmortal
encendido, por esto, si se supiera que Heráclito creía en un arjé (que es una palabra
del griego antiguo que se traduce como principio o materia primordial única de
la cual procede el mundo) como lo creían los Jonios, para él sería el fuego.
Partiendo
de esto se podría decir que sus principios centrales son pues, “Todo nace de la
lucha y Todo está en constante flujo”, es decir, todas las cosas se hacen por
contrariedad y todas fluyen a manera de ríos, ya que, el universo es infinito,
pues el conflicto hace que las cosas estén en constante cambio.
De ahí dos de sus más conocidas frases como:
“Todo fluye, nada permanece” y “Nadie se puede bañas dos veces en el mismo
rio”. Para Heráclito pues, el movimiento
y el cambio eran las únicas realidades, con esto nada puede ser eterno más que
él incesante fluir.
Se
dice que crítico directamente a los pitagóricos y fue aludido por Parmenides.
El blanco de sus críticas sobre Pitágoras y otros pensadores fueron las investigaciones
a que se consagraron acerca de la naturaleza exterior, la importancia que daban
a los hechos, además de rechazar la idea pitagórica del mundo pacifico y
armonioso, pues él dista mucho de la idea pacifica del mundo
Mientras que Parmenides, era exactamente lo
contrario de Heráclito, pues para este, el movimiento era imposible y el todo
de la realidad consistía en una sustancia simple, inmóvil e inmutable, aún así,
se sabe que Parmenides aludió al filósofo de Éfeso.
De
manera muy general esto sería el pensamiento de dicho filósofo, y con esto
cumpliría el objetivo de la presente charla, que es lograr una acercamiento
hacia el mismo, referencias sobre él las podemos encontrar en el ya citado
Diógenes Laercio y su obra “Vidas de los
filósofos más ilustres” así como en el conocido libro “los filósofos griegos” del filólogo escocés William Keith Chambers
Guthrie o en volumen del autor Rodolfo Mondolfo que lleva por nombre “Heráclito: textos y problemas de su
interpretación”
Sólo me resta agradecer
por el espacio y reiterar mi invitación a darnos el tiempo de acrecentar
nuestra cultura general y consultar e investigar pensadores que si bien pueden
ser antiguos aún tiene que ofrecer y por tanto todavía hay que aprender de
ellos, gracias.
Cápsula leída en Parnaso Noticiario Radio Zacatecas.
Colaboración de la Asociación Zacatecana de Estudios Clásicos y Medievales A. C.
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